¿De qué planeta viene?

El hecho de que no ser conocido ni reconocido tiene ventajas… y desventajas… Te voy a platicar.
Tú sabes que los lunes son día de la revista El Aviso.
Desde temprano andamos rondando las cajas distribuidoras, como coyotes hambrientos rondando el gallinero. En una calle cerca de mi casa lo dejan temprano y allí lo recojo, para luego irme, con todo fervor a buscar trabajo, con más fervor pidiendo no encontrarlo; pues sucede que otro camarada y yo casi todos los lunes llegamos a la misma hora, pasadito de las siete, a recoger la revista; nos la llevábamos, pero nunca nos hablamos.
El lunes de pascua llegamos la hora acostumbrada y ¡ándale que no había revista!… y, como dijo el perico del chiste… Sí, ese día estuvo lloviendo. Nos fuimos tristes sin revista, pero, como si nos hubiéramos puesto de acuerdo, a la media hora regresamos y ya estaba. Por habernos visto otras veces y por el incidente de las vueltas ese día, se me hizo fácil decirle: “Yo escribo en la revista, soy el Licenciado Vidriera” Pensé que si no se moría de gusto al conocerme ni pedía mi autógrafo, (yo ya llevaba la pluma en ristre) por lo menos me haría algún comentario de pasada, pero lo que me dio fue una mirada entre corajuda y burlesca que a leguas se podía ver que estaba diciendo: ¿Qué trae este viejo, loco, anda dormido, o qué? No dijo ni media palabra con la boca, pero todavía antes de subir a su carro volteó y me repitió la mirada con el mismo mensaje y hasta creo que añadió: “… si al Lic. Vidriera yo lo conozco bien y es una caricatura…pos este” Yo quise ensayar una mirada de: “pues te perdiste la oportunidad de platicar con le Lic. Vidriera, sonso”, pero en lugar de mirada fulminante me salió una sonrisa de mensarato, porque ya para entonces iba yo con la cola entre las patas, como coyote viejo al que se le escapó la gallina…. pensando que… “Eso me saco por andar de p…ero no se me quita la maña”.
De la misma manera que cuando te levantas con una tonadita y la andas repitiendo casi inconscientemente todo el día, también un acontecimiento matutino le puede dar el sabor y el color al día… Ese pequeño incidente de no ser reconocido me trajo pensativo buen rato. “¿A qué le tiras cuando sueñas, mexicano?” fue el tema del día… “Ni te conocen ni te reconocen. A lo mejor ni te leen… Ya era tiempo que hubieras recibido algún comentario y tuvieras un club de admiradoras… por lo menos…aunque fueran viejitas… ¿A qué le tiras, cuánto ganas, qué ga-nas?” Y todo el día la fregada cantaleta… a veces a capella, a veces con la música de los cuervos que se paran en los arbolotes frente a los apartamentos… y cada vez me acercaba más a la conclusión obvia: ocupar el tiempo en algo de más provecho… A esas horas ya debería de llevar empezado por lo menos un artículo para la próxima semana, pero la fregada cancioncilla no me dejaba escribir nada… “¿A qué le tiras…? ¿Qué ganas? ¿Quién te lee?”
Algún mecanismo de defensa del cerebro me funcionó bien y me recordó que para las amarguras dulzuras, como una docena de donas y un chocolate caliente, de manera que endilgué a la esquina de las donas, donde en la mañana se juntan los jardineros antes de salir a sus trabajos del día y donde por las tardes se juntan los jardineros que terminaron sus trabajos del día. Allí estaban todavía algunos: cuatro en amena y ruidosa charla, como siempre, y alcancé a ver que uno hojeaba y ojeaba El Aviso. De inmediato paré oreja. No estaba Tomás atendiendo el changarro, lo que me gustó, porque es muy platicador y yo no andaba de humor para platicar de nada…, pero la platica de los jardineros si me interesó, porque noté que giraba sobre la revista y sobre mis artículos…Dejé que atendieran a un señor que parecía que llevaba prisa y a una señora que no llevaba prisa ninguna y que en otras circunstancias me hubiera desesperado, pero en este caso no me importó, porque mientras simulaba ver las donas, mi atención estaba toda en la plática de los jardineros.
–… pero se pasa de criticón…el cabrón…
–Pues ese es su trabajo: hacernos ver las cosas…
–¿Y quién lo puso de juez?
–A mi se me hace que el Aristócrates y el Lic. Vidriera son el mismo vato… se parece el modo de decir las cosa…
–Pero se sale de onda… Eso de criticar a la gente que vive de crédito…no va. ¡Pobre del que no tenga crédito!
–A lo mejor el que está bien endeudado es el viejillo cabrón… por eso dice, lo que dice….
— O sabe de qué planeta vendrá…

Lo de cabrón hasta me cayó en gracia, lo de viejillo no mucho, pero lo que me hizo hablar fue lo último y me metí en la plática. Como yo los conocía de vista, estaba seguro que ellos también me habrían visto antes, por lo que les solté sin introducciones:
–Aquí la pregunta no es de qué planeta viene, sino a qué planeta llegó.
Les disparé a boca de jarro y seis pares de ojos voltearon a verme con asombro, que des-apareció cuando vieron que era “el vato que a veces viene y compra donas de de un día antes para que le salgan más baratas”
–Estamos platicando del Lic. Vidriera de la revista –me dijo uno, al tiempo que levantaba la revista- ¿lo conoce?
–Le compré unos colchones cuando tenía una colchonera en Lynwood –mentí con esa práctica que dan los años-, pero hasta después me di cuenta que escribía… Por lo que yo le he leído al Lic. Vidriera, su mensaje es que este planeta, con un poco de esfuerzo de cada uno podría andar mejor…
–Pues nosotros ya estamos haciendo nuestra parte arreglando los jardines de las casas. ¿No necesita jardinero?
–… ¿y cómo es el Licenciado? –interrumpió otro-
–Es cabrón el viejillo… dije mientras recibía mi cambio de la docena de donas baratas de un día antes y me despedí con una inclinación de cabeza y una sonrisa maliciosa y me fui rápido a escribir mi artículo de la semana, porque ya tenía tema… aunque fuera nomás para esos jardineros que se juntan en la “donería”, porque a veces cosas tan sencillas como escribir un artículo, vender un anuncio, editar una revista cada semana o dirigir una revista, son las que te mantienen vivo….
Si tienes algún comentario mándamelo a licvidriera@aol.com. Si es más sustancioso ponlo en mi cuenta del banco….
Salud y saludos y hasta la próxima.

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Acerca de licvidriera

Leo, medito, escribo, vivo y escribo en la eternidad
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