(A petición de un par de amigos borrachines que tengo voy a sacar este artículo de los archivos y ponerlo aquí un par de días, prometo cambiarlo el lunes)
A propósito de un escrito sobre Judas el traidor donde hablaba yo de los ejemplos de los santos, me escribe un lector diciendo que le gustó la puntada esa de que los traidores sigan el ejemplo de Judas y que si no tengo otros santito de esos por allí en mis archivos y que…
La mera verdad es que ¡vergüenza debería de darles a mis lectores que tenga yo que andar inventando sus cartas…! A ver, qué trabajo les cuesta mandarme sus sugerencias, sus maldiciones, bendiciones o felicitaciones, porque ya me da sabe qué ir a las oficinas del Aviso y que las secretarias me vean con lástima, ya hasta parezco cuento de García Márquez, “el Licenciado no tiene quien le escriba”,.…. Anigüey, para satisfacer la petición que algunos pudieran haber hecho, se me ocurre otro santo, o santa…y voy con mi hacha…
Cuando yo era niño creía que todo el mundo era católico y que todos creíamos lo mismo. Luego me di cuenta que ni siquiera a la mitad llegamos… o llegan, porque yo ya no doy limosna, y el que no paga sus cuotas no puede decirse parte del club. Pero una cosa es cierta: aunque no todos creamos lo mismo, la Biblia es base de cultura general en todo el mundo… gracias al cine más que a los misioneros, pero todo mundo entiende cuando se habla de Judas el traidor, o de Pedro como estereotipo del que desconoce al amigo cuando lo puede comprometer….Tomás el incrédulo… “Me lavo las manos” para decir que no tiene uno vela en ese entierro… Como Pilatos. “Se rasgan las vestiduras” Para decir que no hicieron trampa en las elecciones o hacer algún escándalo para protestar, hipócritamente por faltas que también uno comete. Y si quiere saber más del asunto, cuando vea una pareja bien vestida, con libros en la mano muy temprano en cualquier esquina, pregúnteles y le darán santo y seña…y …le dirán que saben el camino más corto para llegar al cielo… yo no les creo, si todo el tiempo parece que andan perdidos dando vueltas y vueltas a la misma calle.
Algunas escenas del Nuevo Testamento se volvieron estampas e imágenes de veneración… Jesús orando en el huerto de los olivos antes de ser tomado prisionero, se convirtió en El Señor del huerto. La Virgen al pie de la cruz se convirtió en La Dolorosa. Llorando la muerte del Hijo es La Piedad y despues de enterrado el hijo es Virgen de la Soledad… y debe de haber más advocaciones que no recuerdo ahora, pero lo que sí recuerdo es que hay un pasaje que bien merecería una advocación y no entiendo por que lo hayan pasado por alto. Toda aquella historia y toda aquella escena que se puede encerrar en cuatro palabras: Hijo, les falta vino… hijo no tienen vino… Considerada, preocupada.
Cuento entre mis amigos de confianza a muchos padrecitos y con algunos me he echado unos tragos ¡tan sabrosos!, porque los tragos que se toma uno con los curas tienen un sabor especial, casi saben a pecado, sabrosos, mientras que otras veces he estado en parca conversación en alguna fiesta donde, por orden del cura, no se permitía el vino. Tampoco voy a decir que las celebraciones-fiestas esas hayan sido malas, no, señor, no porque me guste el vino soy hablador. Pero eso sí, esas fiestas-celebraciones con unos traguitos hubieran sido mucho mejores, mucho, mucho. Y aunque son más los padrecitos con los que se puede chocar la copa, también son varios los que nomás no les pasa el vino en las fiestas, no obstante que muchos se precian de ser marianos. No habrán leído nunca ese pasaje de la Biblia, porque es enternecedora esa escena, cada que la leo, casi se me humedecen los ojos y termino tomando un trago para reconfortarme… “Hijo no tienen vino”… Una boda sin vino, no es fiesta, no puede haber una buena fiesta sin vino, eso lo entiende la Virgen María, no entiendo, por qué no lo puedan entender mis amigos abstemios. Y conste que la Señora, no era de las que andaban todo el tiempo atrás del hijo: “cúrame a éste” y “sácale el demonio a aquel otro”… Fue de las pocas veces que intervino. Es bien claro también que si la Virgen hubiera visto que había vino de más y hubiera el peligro de que fueran a andar chocando con los camellos por el desierto, le hubiera dicho a su hijo… tienen mucho vino… Yo creo que lo hubiera hecho al revés y el vino se hubiera convertido en agua… o desaparecido para otra ocasión…
Si hubiera una advocación así: Nuestra señora de las bodas, creo que yo sería ferviente devoto, muchos seríamos devotos y muchos guainitos irían seguido a visitarla, aunque fuera nomás para pedirle préstamos a las alcancías de la limosna.
Ojala mis amigos curas vuelvan a leer con calma ese pasaje y lo analicen y, por lo menos, si no nos hacen vino del agua, no nos aguaden la fiesta. Es mucho mejor la moderación que la abstención, porque algunos abstemios han hecho que me salga de la misa; de esas veces que anda uno bien crudo y nomás al ver la forma en que el padresito saborea el traguito de vino, haría que se le hiciera agua la boca a uno si no la trajera tan reseca de la cruda. Sí, yo me he salido de las misas a buscar un refrigerio, pero siempre bien seguro de que la Señora de las bodas me sabrá comprender….
Otra vez que haga una fiesta el padrecito, recuérdenle… Padre, no tienen vino…
¡Salud! saludos y hasta la próxima
Sr. Lic. Vidriera, me encantan sus escritos, siganos entreteniendonos y sobre todo abriendonos los ojos
Salud…..os
¡De a cómo fregaos no…. «Se me hace que nos conocemos, señor Carrasco…» (le dijo Morelos al que lo apresó)… y aquí se aplica: Se me hace que nos conocemos, don Juan, y está pendiente un brindis…Gracias por el comentario…