EL ÁMBAR GRIS.-
El Cachalote es un tipo de ballena que en inglés llaman “sperm wale”, fácil de reconocer por su gran cabeza con la parte superior redondeada. Aunque pasa como una ballena más, tienen una peculiaridad que la hace muy especial en cuestión de dinero. Resulta que su excremento puede llegar a valer hasta 20,000 dólares la libra… Bueno, no todo el excremento, pero ciertas partes. A esta ballena le gusta mucho comer calamares, pero hay partes del calamar que no puede digerir, incluso le causan serios malestares y daños internos que, en casos, llegan a matarla. Cuando expulsa ese material mal digerido es mierda apestosa, pero con
el pasar del tiempo se limpia en el mar y se convierte en el codiciado “ámbar gris”. El aroma del ámbar gris es muy particular, tiene un toque dulce y animalístico, codiciado por los creadores de perfumes.
Desde hace siglos, el ámbar gris ha sido considerado un producto de lujo. Usado antiguamente en ceremonias religiosas, como afrodisíaco en Medio Oriente, delicatessen en China o como ingrediente en pociones de medicina tradicional, hoy día esta sustancia es utilizada mayormente en la industria del perfume, para estabilizar las fragancias. Es escaso y es imposible de fabricar en laboratorio, por eso es caro.
Cuando vuelvas a la playa no busques conchas, busca ámbar gris, se puede encontrar.
LA HUMORADA DE LA SEMANA
Entró con paso firme don Vetustiano a la comisaría del pueblo y le dice entusiasmado al policía que atendía en el escritorio de la recepción:
—Anoche le hice el amor tres veces a una muchacha.
—A ver, a ver, déjeme anotar -preguntó el encargado- ¿La violó, la forzó o fue algo peor, como un incesto o estupró?”.
— “No, nada de eso. fue una cosa normal. -dijo el alegre octogenario-. La joven es mayor de edad, célibe, en posesión de todas sus facultades normales y aun de algunas más que ha de haber aprendido por ahí, y consintió libremente en el acto, bueno, en los tres…
—Oiga, don Vetustiano, pero si todo fue normal y no hay crimen ni falta, no es necesario que venga usted aquí a contarnos eso en la comisaría.
— Para ustedes no es necesario, pero para mí sí es necesario, yo sí necesito contarlo, ya vengo del Banco, ya fui a la carnicería, a la tienda de Aniceto y… bueno, ya casi nomás ustedes me faltaban…
…. Y se fue don Vetustiano buscando a alguien más para contarle su hazaña….
OTRA…
Ya estaba harto Macario de que casi todas las noches le robaran la fruta de su huerta, y a veces era más el destrozo y daños que hacían que la fruta que se llevaban, el caso es que hacía muchos corajes Macario y decidió poner remedio.
Macario decidió hacer guardia para pescar al ratero o los rateros. Efectivamente, a medianoche, un malhechor andaba entre los árboles, pero al oír que alguien se acercaba corrió a brincar la tapia, pero Macario corrió veloz y cuando el bandido ya estaba colgado de la tapia le tiró el agarrón y lo alcanzó a agarrar de,… pues de los kiwis…, de los dídimos,… del racimo… al mismo tiempo que apretaba le preguntaba al bandido por su nombre..
—¡Ladrón! jiii jijo de la jijurria ¡Sinvergüenza!, ¡Dime quién eres!
Nomás se oía un quejido que no se entendía
—¡Cobarde! -seguía gritando y apretando Macario- ¿Cómo te llamas? Hasta que no me lo digas no te soltaré.
Repito: ¿Quién eres?
Y como el ladrón no contestaba, pues más apretaba Macario las partes dolorosas, que se retorcía adolorido.
Después de un rato de apretones y quejidos el pobre y adolorido bandido pudo balbucear…
—Sssoy… el soordo, muu-mudo.
Debe funcionar la tortura, hasta hay un dicho: “Ahora cantas o te apachurro el ‘nido’”