Estaba lloviendo el lunes 28. Es el llanto de los niños inocentes, dijo uno. Son las cabañuelas, dijo Juan… y rápido que me acuerdo que tenía planes de platicarte de eso, porque, como Juan, también has oído hablar de las cabañuelas y has de pensar que son solo lloviznas fuera de temporada. En México algunos llaman cabañuelas a lluvias en los meses de invierno. pero para los antiguos las cabañuelas eran algo más.
Las cabañuelas son el cálculo que hace la gente de los pueblos, con base en las características climáticas que se presentan en ciertos días de determinados meses, según el país y sus costumbres, para pronosticar el clima del año en curso.
Es difícil establecer con exactitud los orígenes de esta tradición, pero se cree que surgió en el Zamuc, o “Fiesta de las Suertes”, del calendario babilónico, cuya versión hebrea sería la “Fiesta de los Tabernáculos”. En la India también tenían doce días en la mitad del invierno para vaticinar las condiciones climáticas próximas.
El el México prehispánico los aztecas adoptaron de los mayas este conocimiento (el cual se adaptó al calendario cristiano).
Como tanto el calendario maya como el azteca constaban de 18 meses de veinte días cada uno -más cinco días adicionales que no entraban en los meses-, los primeros 18 días de enero servían para cada uno de los meses y los dos días restantes predecían otros fenómenos: el 19 para pronosticar el tiempo del solsticio de verano y el 20 para pronosticar el solsticio de invierno.
De otros grupos de América, al parecer, nada se ha escrito al respecto, aunque podría suponerse que también tuvieron un sistema similar.
Aparte de las diversas maneras de pronosticar las condiciones meteorológicas, como por ejemplo los remolinos de tierra, las “casas” en la Luna o en el Sol, las hormigas con alas, los eclipses, y otros fenómenos, para muchos pueblos antiguos, y algunos todavía de estos modernos tiempos, las cabañuelas son parte del conocimiento tradicional para predecir el tiempo. La gente se basa en todos los días del primer mes del año y con ello vaticinan las condiciones para los próximos 334 días; es una auténtica sabiduría oral.
Por citar un ejemplo, diremos que si el día 9 de enero es nublado, templado y lluvioso, entonces alguien dice: “Ah, es que estamos en la cabañuela de septiembre”. Luego, al día siguiente, el clima puede cambiar a un cielo despejado, con viento y algo frío. “Bueno -dirá algún viejo sabio- es que ahora estamos en la cabañuela de octubre”.
Es necesario anotar detallada mente el comportamiento meteorológico de cada día de enero, anotando los datos pertinentes. Por ejemplo, tomemos el día 6 de enero, que corresponde al mes 6, o sea, junio. Desde temprano observamos el cielo, el viento y la temperatura. Anotaríamos algo como lo siguiente: soleado, sin viento y caluroso. Estos datos son relativos porque a lo largo del día puede haber cambios como: primero fresco y luego caliente, así como primero nublado y después soleado. Por lo que se debe de tomar lo que promedie durante el día.
De manera que cada día del 1 al 12 de enero corresponden a un mes del año y como sea ese día será el mes.
Esas eran las cabañuelas más conocidas y sencillas, pero otros usan todos los días del mes; del 13 al 24 un día para mes, pero empezando al revés, el 13 dic, el 14 nov, etc… y se combinan los datos con los anteriores. Era como verificar o para rectificar.
Luego se toman del 25 al 30. Medio día para cada mes; desde la madrugada hasta el medio día, para un mes la tarde y noche para el siguiente.
Finalmente tenemos al día 31 con sus 24 horas. En este caso cada dos horas son asignadas a cada mes, a partir de la madrugada.
De manera que para predecir el mes de junio, por ejemplo, juntamos los datos de los días 6 y 19 de enero, más la tarde y noche del día 27 y las horas de las 12:00 a la 1:59 de la tarde del día 31.
Puede parecer complicado a simple vista, pero no lo es tanto y más porque muchos de los que hacen las predicciones luego olvidan dónde las dejaron y pocos consultan su veracidad, pero los viejos sí creían y se regían por ellas, como se regían por sus dichos, por ejemplo: “Neblina en el cerro, señal de aguacero” “Neblina en el llano, señal de verano” …o por los anillos que se formaran en la luna por la noche predecían el tiempo de los días siguientes… los que no sabían, compraban el Calendario de Galván…
Yo te lo paso al costo, por lo menos para tu acervo cultural… en algunos pueblos cuentan las cabañuelas en agosto, no en enero, según se den las estaciones.