Sor María de Jesús, la madre superiora, se despertó con una sonrisa de felicidad que apenas le cabía en la cara. Se sentó al lado de la cama, se puso las pantuflas, tomó su bata y salió a hacer su acostumbrado recorrido por los pasillos tocando las puertas de las celdas para asegurarse que todas las hermanas estuvieran listas para las oraciones de la mañana.
Fue saludando muy amable de una por una, y todas las monjitas, sin excepción le hicieron la misma observación…
—“Gracias madre superiora, usted también se ve muy bien, pero parece que se ha bajado por el lado equivocado de la cama…”
Extrañada de que todas le hicieran la misma observación, entró a la celda de la más viejita de todas las hermanas, que era casi como su consejera..
—Hermana Matilde, quiero hacerle una pregunta, hoy amanecí muy de buenas. Saludé amablemente a todas las hermanas, pero todas me preguntaron que si me había levantado por el lado contrario de la cama, ¿acaso no soy amable todos los días?
Y la monjita, toda bondad y obediencia… Solamente atinó a decirle:
—“Madre superiora, ¡es que usted lleva puestas las chancletas del padre Ramón…!
… Y la madre, sonrojada, arrancó volando a cambiarse de chanclas….!!!!