LA COLUMNA DEL LIC VIDRIERA… Y el pilón…

pazMe acuerdo de hace como 35 cuando publicaba yo una revistita y nadie me escribía. Y se siente gacho, feo, triste que tú escribas y nadie te conteste. Para remediar la falta de respuesta, yo mismo inventaba cartas alabando mi revista y las contestaba agradeciendo y volviendo a alabar mi revista… Por eso cuando veo escritores medio…cre…yentes que presumen de los muchos mensajes que reciben, me hacen exclamar un dudoso: “Mmmmmmh..¿será verdad?.”

Yo en lo personal recibo pocos mensajes, pocos pero buenos, estimulantes, alentadores. Algunos me dicen que no desespere, que puede ser que cuando sea grande ya escriba bien. Aquí quiero agradecer públicamente a todos lo que me han hecho saber, tanto en facebook como en voyconmihacha.com que no estoy hablando solo, como loco, sino que hay alguien que escucha mis tarugadas… Gracias… Si alguien ha mandado algún comentario a El Aviso también quiero agradecerles, aunque quiero que sepan que ahí si he recibido pocos sobres… A veces veo algunas cartas en el escritorio del editor y me pregunto ¿No vendrá allí algún comentario sobre algo de lo que escribo? pero no le muevo a la olla porque pueden salir los asientos, y sean más las pedradas que las flores. Y uno entiende que debe ser “Poliza” de la compañía, no pasar comentarios, han de pensar: “volao que es el indio y le das sonaja”... y se pondrían de pechito para que uno pidan aumento. Ya te conté que hace poco le pedí aumento al patrón, que por cierto es muy buena gente y de inmediato hizo caso a mi petición y me dio una oficina más grande, pues sucede que con eso que mis placas se mueven cuando hablo, no se me entiende nada, y cuando le dije que quería aumento de “sueldo” él entendió de “suelo” y por eso me mandó a una oficina más grande… Se agradece, pero ya me voy a arreglar los dientes…

A todos los que han comentado, gracias; a los que no comentaron, gracias;  Y a todos, gracias por leer, que por ser fin de año no quiero guardarme ningún agradecimiento en la bolsa.. Pero en esta ocasión quiero agradecer en especial, un comentario que recibí hace semanas y viene a cuento por estos tiempos…dice:  “Me encantan la mayoría de sus artículos en El Aviso. Y eso es decir poco. Me emocionan profundamente por explicar con claridad cosas tan claras pero que la mayoría no logra ver. Porque se traga, sin digerir todo lo que escucha en las noticias. Después de leer su artículo que empieza con dos perros gruñendo y qué fácil es hacerlos pelear, como analogía con qué fácil es empezar una guerra en este mundo, por despreciables y horribles motivos. Admiro profundamente el análisis claro que desarrolla en este artículo y muchos más. Es Ud una voz para la paz. Alguien preguntó una vez cómo hacer para que haya paz en este mundo y esta persona contestó, cuando la voz de la paz sea más fuerte que la voz de la guerra. Suena simple y quizás ingenua, pero no, somos nosotros los millones que haremos esa voz tan fuerte que los tambores de la guerra serán silenciados. Nos olvidamos del poder que tenemos, la tv nos quita ese poder, muchos medios de comunicación nos quitan ese poder. Gracias por jugar un papel tan importante en esta realidad que tiene dos caras y gracias por mostrar la cara de la paz y el amor por el prójimo. Ansiosamente espero la revista para leer un artículo más, porque muchas veces me encuentro robándole sus valiosos argumentos en conversaciones que no quiero ganar, pero simplemente ser una luz que disipa la oscuridad, una voz más”. firma como brisa malespin .

GRACIAS. No le digo más para no arruinar su comentario.

Muy pronto, buena parte del mundo estará celebrando el tiempo del año dedicado especialmente a la Paz. Ojalá que por encima de discursos, (Aquí entre nos, algunos suenan a hipocresía) reflexionemos y tratemos de meternos en la maceta que la Paz y la Felicidad son hermanas y que nadie puede ser feliz, sin Paz y viceversa…, pero yendo más a fondo, creo yo que el que sea feliz sabiendo que otros sufren, no merece ser feliz ni es verdadera su felicidad.. El que viva en paz sabiendo que otros sufren guerras para que él esté en paz, no está viviendo en una paz verdadera ni merece vivir en paz…

Que así debe de ser porque todo el tiempo ha sido así, dicen algunos tarugos… Por eso estamos como estamos, por dejarnos guiar por tarugos.  ¡Auxilio, Socorro, Juanita, Elena, Concha….!

 EL PILÓN. Y ya empezó la temporada “Guadalupe-Reyes”, si celebran, piensen en losque no tienen qué ni con qué celebrar.

 

 

Hace años se usaba que algunas novelas se publicaran por «entregas». El escritor entregaba cada semana o quincena un capítulo a editor y se publicaba en la revista o periódico. Aquí voy a ensayar el método.. Vaya para su consideración el primer capítulo de este cuento que no puedo terminar.. a ver si así me esfuerzo a encontrarle un buen final…



EL PELÓN Y LOS CRISTEROS

CAPÍTULO I

 Seis rosarios completitos rezaron, con todas las jaculatorias, el ofrecimiento y las letanías más completas que jamás se hayan rezado, porque algunos santos que mencionaba la abuela no parecía que fueran santos pero, al parecer, ella los añadió porque la situación los necesitaba, por ejemplo, mencionó tres veces a san Miguel Arcángel que venció a Luzbel, a San Jorge que mató al dragón, y a punto estuvo de mencionar a San Pancho Villa, porque se necesitan santos guerreros que ayudaran a los «cristeros» a derrotar a los «pelones»…

Seis rosarios rezaron en las horas que duró el combate, horas que parecieron eternas, aunque sólo fueron cinco, desde el primer balazo hasta el último.

Podrían haber completado más rosarios, pero muy seguido interrumpían los rezos y a veces por largo rato.

Cuando se calmaban un poco los balazos, se quedaban atentos sin hacer el menor ruido, a ver si no volvían a arreciar las descargas, y cuando la balacera era tupidas también paraban de rezar porque se atragabantaban con los rezos, como si se estuvieran tragando los padresnuestros y avemarías a la carrera, entonces duraban callados algunos minutos, como rezando cada quien para su santo en silencio, o nada más torciendo los ojos, hasta que alguien reanudaba de repente el rezo del rosario y todos continuaban rezando como si no lo hubieran interrumpido por largos minutos.

Las voces eran graves, hasta la voz de la pequeña Marianita sonaba ronca entre las voces de llas otras dos hermans, don Chonm dona Lupe y la abuela chonita…

Casi todo el rato los rezos fueron acelerados, aunque sólo rezaban los que podían, porque a algunos les temblaban los labios y nomás tartamudeaban de miedo y los rezos más parecían sollozos de temor que plegarias de esperanza.

La situación no era para menos, era el primer combate al que asistían en su vida. Hasta la abuela, aunque platicaba con viveza de combates,  nunca había estado en un pueblo en combate.

Cada ruido nuevo crispaba más los nervios y arrancaba cada vez más devotas las «mariasantísimas», y los que tenían santos en las manos los apretaban con fuerza como tratando de exprimirles un milagro.

Fue una grande balacera y para casi todos los del pueblo era el primer combate al que asistían en persona, aunque bien podría decirse que era de oídas, porque todos estaban encerrados en los cuartos más seguros de sus casas.

Decían que los federales eran como 500 y venían bien provistos de parque, los cristeros no llegaban a doscientos y traían poco parque, y poco parque habían conseguido en el pueblo. Pero la balacera no perdió intensidad en todo el rato como para que la gente dejara de rezar por completo.

Algo muy parecido a lo que estaba pasando en la casa de Chon Márquez estaba pasando en todas las casas del pueblo y en muchas de los ranchos vecinos que alcanzaban a oír la tracatera y los zumbidos de las balas.

Toda la gente rezaba, porque no podían hacer otra cosa más que esconderse y esperar y pedir que los cristeros ganaran el combate, porque nadie se atrevía siquiera a imaginar lo que pasaría en el pueblo si ganaban los federales.

 

Tres días antes habían empezado a llegar grupos de cristeros al pueblo. Al principio los recibieron con vivas y mucha alegría, comidas y ambiente de fiesta, porque era el ejercito que luchaba por la religión católica y porque se abrieran los templos, que la gente creía que había cerrado el gobierno aunque el cerrarlos había sido decisión de los obispos que nunca se acostumbrarían a recibir órdenes de gobierno que no estuviera en mancuerna con la Santa Sede de Roma. Pero cuando se supo que habían llegados tropas federales al rancho de Los Cerritos la gente del pueblo ya no estuvo muy conforme con tener las tropas cristeras en el pueblo. Las opiniones se dividieron. Mientras muchos les pedían a los cristeros que salieran a dar combate en despoblado para no poner en riesgo vidas de pacíficos, otros les pedían que huyeran, que no había modo de que pudieran enfrentar a tropas bien entrenadas y bien abastecidas de parque. Pero eso ya lo sabían los cristeros desde que se habían levantado en armas tres meses antes, y si se levantaron en armas era porque no le tenían miedo al gobierno… y allí lo iban a demostrar de una vez por todas. Dios los ayudaría, porque Dios estaba del lado de los cristeros, eso nadie lo podía dudar, pero también sabían que cualquier cosa podría pasar, porque las decisiones que Dios toma a veces no se le entienden, no siempre son las que la gente esperaría, por eso pedía la mayoría del pueblo que las tropas se fueran.

Dijeron que la decisión de esperar a los federales en el pueblo había sido de acuerdo con los ricos que, aunque hacía tiempo que la mayoría había enterrado el oro y la plata, todavía recordaban historia de la forma en que federales y revolucionarios les sacaban el dinero a los ricos y los desmanes que hacían cuando entraban a un pueblo, y los cristeros parecía que no iban a extorsionar a ningún rico y menos en un pueblo tan católico como ese.

Desde que se regó la voz de que ya venían los federales rumbo al pueblo, las gentes se encerraron en sus casas y empezaron a rezar con mucho fervor.

Estaba visto que no habían sido escuchados los rezos de la noche anterior pidiendo que no vinieran los federales, pero la gente que de veras sabe rezar con devoción nunca pierde la fe ni la esperanza de que algún día sus oraciones sean oídas por alguien.

 

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Acerca de licvidriera

Leo, medito, escribo, vivo y escribo en la eternidad
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