“No lo hice para probar nada” dijo Charles Feeney, de 85 años, un magnate que regaló en secreto ocho mil millones de dólares y se quedó (casi) sin nada, sólo con lo que creyó que necesitaba para vivir tranquilo el resto de su vida junto a su esposa Helga (como la esposa de Hagar el terrible)… unos cuantos millones, por las dudas, pero no llegan ni a diez de los miles que tenía. Nomás porque has de tener curiosidad cómo hizo su fortuna, te diré que trabajando, y teniendo fe a una idea que fue la de las tiendas esas que habrás visto en los aeropuertos que dicen “Duty free” que te venden desde cigarros, vinos, perfumes, etc… y que te entregan en el avión y no pagas aduana.
Fue el caso que junto con esta noticia, que es reciente, y un escrito ya un poco abollado de andar rodando, de recomendaciones para los sesentones que me mandaron, me acordé del viejillo rico que se estaba muriendo, y como le pareciera que toda la familia estaba presente, con débil voz empezó a preguntar por cada uno de sus hijos y nietos mayores… “Mercedes, Gustavo, Albano, Salomón…, ” “Aquí estoy papá”, iban respondiendo uno por uno al oír su nombre. Cuando acabó de nombrarlos a todos, entonces sí levantó la voz: “¡¿Entonces quién fregaos está despachando en la tienda!?” Despachar se decía a atender a los clientes.
Y sí, hay mucha gente que aunque se esté muriendo, todavía piensan en el negocio, en las tratadas, (compra-venta o trácalas) De alguno se podrá decir que es avaricia, de otros simplemente es su ritmo y modo de vivir y no saben otro, pero de la mensa mayoría de los que tienen con qué y no saben vivir con tranquilidad sus últimos años sí podemos decir que son tarugos. Como tarugos somos muchos de los que llegamos a los últimos años y no logramos un mediano capitalito para pasar tranquilos los últimos años… mea culpa, mea pinche culpa.
Anygüey, aquí te van estos consejos que me mandaron, (tiempo perdido, digo yo, porque los sabios no los necesitamos y los necios, que a su años no aprendieron, ya no aprenderán).
Si ya llegaste a los sesentas o estás en el umbral, es hora de usar ese dinero que dijiste que era para la vejez, ya es tiempo, ya estás viejo, aunque no lo creas. Gasta en ti ese dinero que ahorraste, u otros, a lo mejor extraños, lo gastarán por ti y a veces hasta delante de ti cuando ya no te puedas mover… ¿que quién lo va a gastar? Esa nuera que ni te quiere; ese yerno “buenoparanada” o ese sobrino malcriado… o ve tú a saber quién disfrutará del fruto de tus trabajos que tú no fuiste capaz de disfrutar, porque creías que todavía tenías mucho tiempo.
Deja de preocuparte de las finanzas de hijos y nietos. A estas alturas, si los enseñaste a caminar, ya podrán caminar solos, preocúpate por ti mismo, disfruta la vida y con eso les estarás dando un buen ejemplo a seguir, y le encontrarán sabor al trabajo y al ahorro.
Gasta el dinero en ti, date los gustos que quieras y puedas. Si no ahora, cuándo. ¿Vas a vivir en un apartamento pobre para después estar en una tumba de lujo? Eso es un taruguismo. Las cosas son como son. Todo está en llamarlas por su nombre.
No hables mucho de “tus tiempos” porque enfadas y mucho de lo que platiques no te lo van a creer. Ya te conocen que tienes tan buena memoria que hasta te acuerdas de cosas que ni siquiera sucedieron, acontecieron o pasaron. Estos son tus tiempos ¡vívelos! Pero tampoco quieras aparecer y actuar como joven, en el vestir, en el hablar, en el actuar… Tú no eres joven, eres clásico y como clásico debes de comportarte, con calidad y señoría. No nos hagas quedar mal a los demás viejos.
De ser posible evita vivir con los hijos o los nietos, los vas a enfadar, o te van a enfadar, no los vas a aguantar. Tienen mucha energía, mucha vida y tú… pues ya no tanta. Visítalos, convive, no faltes a sus fiestas cuando te inviten, y si un día no te invitan, sus razones tendrán, pero no hagas berrinches, al fin que, si eres sincero, ni muchas ganas tenías… te desvelan mucho.
No hables mucho de achaques y enfermedades, entre menos hables menos te molestarán, de otro modo los achaques siempre estarán a muele y muele… y tú con ellos.
Ahora tienes tiempo para leer, o practicar algún hobby. Si no te ha interesado, trata de aprender el manejo de una computadora y mantente comunicado… la soledad es canija… y mala consejera.
Trata de andar siempre limpio de cuerpo, de ropa y sobre todo de espíritu… con esto de espíritu no me refiero a que seas religioso, no dedique tanto tiempo a eso, ya dentro de pronto vas a poder hacer tus peticiones en persona, pero limpio de cuerpo sí es importante, el olor a viejo es detectado muy fácilmente y no gusta mucho a los jóvenes… y no les gusta porque como que huele a muerte, así como los niño y jóvenes huelen a vida.
Me faltaron mas consejos, pero conque aprendas a despegarte basta, despegarte del dinero, gástalo, y despegarte de la vida…. para cuando llegue el tiempo, con un leve soplo emprendas un elegante y tranquilo vuelo…oh, y antes de morirte cierra la boca…
Salud y saludos y hasta la otra vida, digo, hasta la otra semana