EL ÁLAMO
Parece que esta sección debería cambiar a “Arboles medicinales”, porque últimamente hemos hablado más de árboles que de Plantas y Yerbas, pero no nos cae mal conocer algo sobre estos gigantes que tanto nos benefician. Y es que el árbol ha estado con los humanos desde el principio… Acuérdate del árbol del Edén del que comió el fruto Eva y le dio a comer a Adán… Con decirte que entre los antiguos, que no por antiguos eran más ignorantes que los modernos, la ignorancia no se limita a tiempos ni a regiones…había una especie de religión llamada dendrolatría… que adoraban a los árboles.
Esta vez vamos a hablar de un árbol muy especial. Más de alguna vez habrás caminado, manejado o visto una famosa calle de Los Ángeles que se llama Alameda… nombre que se repite en muchas calles, pueblos y ciudades… del mundo. También habrás oído: Remember the Alamo… y aquí cerca tenemos Los Alamitos, California..
Populus nigra, L. es el nombre científico del álamo, árbol pariente del sauce y que llega a vivir hasta 300 años, algunos le llaman el árbol Matusalén. y en Andalucía hay la creencia de que fue el primer árbol que hizo Dios. En la campiña de Bolonia se plantaban álamos por cientos cuando nacía una niña porque, cuando se casara, la venta de la madera de esos árboles sería su dote.
Entre los griegos era llamado el árbol de Hércules, aunque más bien tenía un tinte funerario.
Actualmente existen más de 50 especies diferentes de álamos. Hay especies de álamos que alcanzan los 40 metros de altura.
Las hojas de los Álamos pueden variar en color según la especie, pero la forma es por lo general muy similar. Sus flores desprenden una fragancia y se agrupan en racimos péndulos.
Beneficios del Álamo.-
De su corteza, yemas y hojas secas, utilizadas desde hace cientos de años atrás, se pueden extraer distintas propiedades curativas y totalmente naturales.
Es antiinflamatorio: Por el alto contenido de salicilatos encontrados en su corteza, es recomendado para aliviar inflamaciones causadas por el reumatismo, la gota, artritis, ciática y lumbago, así como también para aliviar los dolores presentados en afecciones del tracto urinario o el sistema digestivo.
A nivel respiratorio: La resina anteriormente mencionada es utilizada como inhalador en casos de congestión nasal, así como expectorante y en casos de sinusitis o resfriados.
Uso interno.- Las hojas, de sabor amargo, son astringentes, diuréticas y vermífugas.
Para el apetito: Por su sabor amargo se recomienda para caso de falta del apetito causado por anorexia o astenia. También se aconseja para tratamientos de fiebres como sudorífico.
La savia que brota del tronco al hacer una incisión en primavera, es eficaz en las enfermedades de las vías urinarias y en las hemorroides.
La corteza puede emplearse como astringente; Las yemas del álamo contienen benzoato de salicina o “populina”. Estas yemas, antes de que se abran, son las que se usan en té como diuréticas, sudoríficas y desinflamantes. Conviene cerciorarse de que tengan la mayor cantidad posible de resina. La infusión se prepara con 40 gramos por litro de agua y se toma una tacita cada media hora. En decocción, las yemas son también excelentes contra los catarros y se recomiendan contra las afecciones crónicas del pulmón.
Uso externo .–
El carbón de álamo, por sus propiedades astringentes, es indicado en la disentería y útil en las dispepsias. También se usa el carbón de álamo es también un excelente antiséptico usado en quemaduras y llagas.
Con el cocimiento de yemas u otros elementos astringentes del álamo se puede tomar baños de asiento contra las hemorroides; por otra parte, mojando los labios partidos o los rasguñones de las manos, éstos sanan rápidamente.
La resina expelida por los brotes florales de la planta es utilizada para aliviar el dolor ocasionado por contusiones o golpes.
El vino tinto puro de uva, en el que se ha macerado hojas frescas de álamo, empleado en repetidos lavados, sana la superficie de las úlceras y heridas enconadas, haciéndolas cicatrizar.
RESUMIENDO.- El Álamo es diurético, expectorante, antiescorbútico, balsámico, antiséptico, diaforético, febrífugo y tónico. Ayuda en el sistema digestivo, urinario, respiratorio, reumatológico y cardiovascular… y más.
Se cuenta de un francés que compraba caballos flacos, viejos y cansados, pelados y sarnosos, y los curaba en poco tiempo, vendiéndolos después a alto precio. El secreto estaba en que les daba de beber y los lavaba con agua en que se había macerado raíz de álamo. Sería cosa de hacer la prueba.
Galeno Centeno