TROZOS D HISTORIA. Un viaje en diligencia

 

Hace treinta y cinco años (1860) tuve la suerte de hacer el viaje en diligencia junto con mi esposa por la ruta de Butterfield, que era entonces, creo yo, la ruta más larga y mejor mantenida en el mundo.
La distancia de San Francisco, a través de Los Ángeles, El Paso, Fort Chadbourne, Fort Smith, a St. Louis, como lo indica el horario de las estaciones, era 2881 millas, o 2391 millas desde Los Ángeles.
Compré los dos pasajes por $400, oro, en la oficina de la diligencia, situada en la calle Spring; y abordamos la diligencia que venía atrasada de San Francisco, a causa de lluvias y una tormenta de nieve en las montañas de Tehachape y llegó al Hotel Bella Unión, ahora St. Charles Hotel en, a eso de las 10:00 del lunes, 17 de diciembre de 1860.
Viajamos día y noche en la diligencia durante dieciocho días y cinco horas, llegando a Smithton, Missouri, la terminal del ferrocarril, a St. Louis, en la mañana del 5 de enero de 1861; y a St. Louis, en la tarde del mismo día. Por supuesto el viaje fue un poco tedioso, pero esto fue más que compensado por los incidentes y variedad de paisajes de la gran extensión de terreno recorrido, y ciertamente el cansancio del viaje de la diligencia fue menos desagradable, que los mareos de mar, etc., por el agua, como tuvimos ocasión de experimentar en nuestro viaje de regreso, a través del istmo.
Antes del establecimiento de la ruta por tierra de la diligencia, un viaje desde Los Ángeles a los Estados del Atlántico ocupaba generalmente cerca de cuatro semanas; no podría hacerse en mucho menos tiempo, incluso con las conexiones cercanas por barcos a vapor. Pero por la ruta de la diligencia y ferrocarril, incluyendo una parada de dos días en St. Louis, nos permitió ver las grandes actores de tragedias, Booth y Charlotte Cushman, en “El Mercader de Venecia,” de Shakspeare en la Academia de música de Filadelfia, veintitrés días después de haber salido de Los Ángeles.

Algunos detalles interesantes del viaje. Salimos de Los Ángeles, el lunes, llegamos al Río Colorado el jueves. En el desierto nos encontramos con una diligencia que venía del este y en lo sucesivo, cada dos días encontramos otras diligencias.
Al principio no fue fácil dormir en el camino, pero después de un par de días, podríamos dormir sin dificultad, ya fuera de día o de noche. En Fort Yuma, subió un militar del ejército regular, que iba a Tennessee. El viernes por la mañana encontramos una gran manada de ganado americanos con destino a California; y luego alcanzamos una banda de indios, que al principio pensamos que podrían ser los Apaches, pero nuestro conductor pronto los reconoció como Maricopas amigables. Nos dejaron el camino para que pasáramos y respondieron amistosos a nuestros saludos. En Gila Bend, en el Rancho de Sutton, vimos a un indio Apache muerto, atado en una postura de pie a un árbol….

Continuaremos el viaje la próxima semana, esperamos que Nos acompañen.

 

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Acerca de licvidriera

Leo, medito, escribo, vivo y escribo en la eternidad
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