Se le llamaba ley del talión a la pena que se impone al delincuente, haciéndole sufrir un daño igual al que causó. Del latín tālĭo, tāliōnis, forma de tālis, tal:
“Quod aliquis TALE quid patitur QUALE fecit”.
El Diccionario español de 1726 la definía como “Pena que se imponía al delito igual, y correspondiente a él, castigando por el mismo modo con que se delinquía. Los hebreos la usaban rigurosamente dando por ojo. Los romanos, sólo en los delitos atroces. Hoy está abolida, sustituyéndola otras penas correspondientes”.
Incluso había el verbo talionar, castigar con la pena del talión, y en el mismo sentido se utiliza el término retaliación, que el Diccionario de la real academia recoge como equivalente a represalia en algunos países americanos.
Históricamente la ley del talión constituye el primer intento por establecer una proporcionalidad entre el daño recibido en un crimen y el daño producido en el castigo, siendo así el primer límite a la venganza. La mayor parte de los ordenamientos jurídicos en África y Eurasia se han basado en la ley de talión, especialmente en Europa en la Edad Antigua y en la Edad Media. En la actualidad existen ordenamientos jurídicos que parcialmente incluyen la ley del talión, especialmente la sharía, en vigor en ciertos países islámicos.
La ley tiene su origen en el Código de Hammurabi (Babilonia, siglo XVIII a. C.) donde el principio de reciprocidad exacta se utiliza con gran claridad. Por ejemplo: la Ley 195 establecía que si un hijo había golpeado al padre, se le cortarían las manos; la 196 que si un hombre libre vaciaba el ojo de un hijo de otro hombre libre, se vaciaría su ojo en retorno; la Ley 197 que si quebraba un hueso de un hombre, se quebraría el hueso del agresor, etc… Para muchos es más conocida la ley del talión a través de la ley mosaica que se menciona en la Biblia, aquello de Ojos por ojo y diente por diente…. que los hebreos, como muchos otros pueblos, copiaron de Hammurabi.
Aristócrates Botello
HUMORADA
Era el primer día que Bartolo trabajaba de salvavidas en el nuevo hotel de la playa de un pueblito de la costa de Jalisco, que por estar cerca de Barra de Navidad le pusieron “Barra de Año Nuevo”.
No tardó mucho Bartolo en divisar una muchacha que se andaba ahogando. Allá fue el fortachón y buen nadador de Bartolo y la rescató y en cuanto la trajo a la orilla y la tendió en la arena, empezó a sacarle agua con la boca. Le aspiraba un buche y lo arrojaba; le aspiraba otro buche y lo arrojaba; y así una y otra vez.
Un sujeto que estaba entre los curiosos insistía en decirle algo…
− Oiga, joven….
Pero Bartolo con gesto de la mano le decía que no molestara..
− Joven, escuche….
Volvía a insistir el hombre, mientras Bartolo seguía sacando buches de agua de la joven…
Tanto insistió el curioso que Bartolo ya muy molesto le dijo…
− Por favor déjeme hacer mi trabajo, yo fui entrenado como paramédico…
− De acuerdo, pero yo fui entrenado como ingeniero hidráulico y mientras no le saques el sunfiate del agua ahí vas a estar sacando agua hasta que te acabes todo el mar…