Hoy 11 de noviembre se cumplen 98 años de la llegada de los restos de Amado Nervo a México, casi 6 meses después de que El poeta había muerto en Uruguay. Aquí te comparto algo sobre esa interesante historia, que hoy, por ser el mero día ponemos aquí, pero que el lunes saldrá en El Aviso Magazine… donde estamos de fiesta porque el Director, José Zepeda González, fue nombrado Publicista del año por la Asociación de Publicaciones Hispanas de Estados Unidos. Felicidades.
Se estima que más de 300,000 personas asistieron al funeral de amado Nervo, el 14 de noviembre de 1919 cuando fue finalmente sepultado en la rotonda de los hombres ilustres de la Ciudad de México. Había muerto el 24 de mayo en Montevideo. Por la situación revolucionaria en México fue hasta cuatro meses después cuando sus restos se embarcan rumbo a México, custodiado por un barco argentino, y cubierto con las banderas de las naciones de todo el continente: Se le rindieron honores a su paso por Brasil, Venezuela y La Habana y República Dominicana le escoltan varios cruceros. Al llegar a Veracruz recibe nuevas manifestaciones de honor, en un entierro procesional multitudinario.
Las ceremonias públicas se multiplicaron. El ejecutivo uruguayo envió al congreso una iniciativa para que se aprobaran para él funerales de Ministro de Estado. Nadie se opuso y se iniciaron los trámites para repatriar a México el cadáver del poeta.
Depositado el cuerpo, provisionalmente, en el Panteón Nacional de Montevideo, todo se preparó: el buque “Uruguay” devolvería a Nervo a tierra mexicana. La nave hizo alto en Brasil, en República Dominicana y en Cuba. En todas partes se efectuaron honras fúnebres multitudinarias a la pasada de sus restos. El “Uruguay” llegó a Veracruz, en noviembre de 1919, escoltado por barcos venezolanos, brasileños, argentinos y cubanos. La cañonera Zaragoza, mexicana, se unió al cortejo marítimo.
Era 11 de noviembre cuando el cuerpo de Amado Nervo llegó a tierra mexicana. Tres días después los habitantes de la Ciudad de México se volcaron a las calles, para ver pasar el cortejo. Una delegación de soldados uruguayos custodiaba el féretro del poeta, como lo habían hecho desde que salió de Uruguay. En un salón de la cancillería, miles de personas hicieron fila para despedirse de él.
Después, el cortejo partió hacia el panteón de Dolores. Cinco cordones de oro partían del ataúd, uno era sostenido por José Natividad Macías, rector de la Universidad Nacional; otro, por el canciller mexicano Hilario Medina. Los otros tres, en un gesto de agradecimiento, los portaban los embajadores de Argentina, Uruguay y Cuba.
Así despide el pueblo mexicano a sus héroes, a sus ídolos. Así se vería en 1953 en el funeral de Jorge Negrete, en 1957 en la despedida a Pedro Infante en 1993 a Cantinflas, y hace unos años a Juan Gabriel, para mencionar solo algunos.
El poeta, periodista y diplomático José Amado Ruiz de Nervo; nació en Tepic, Nayarit, 1870 Estudió la primaria en Jacona, pasando después al Seminario de Zamora, donde permaneció desde 1886 hasta 1891.
Abandonó los estudios en el seminario, unos dicen que por necesidades económicas de la familia, pero también debió de influir su visión de la religión y de de la iglesia Católica, de la que se retiró.
Al dejar el seminario empezó a ejercer el periodismo. En 1900, el diario El Imparcial lo envió como corresponsal a la Exposición Universal de París, donde residiría durante dos años. Allí se hizo amigo del gran poeta nicaragüense Rubén Darío y se relacionó también más con literatos y artistas. Allá conoció a su amada esposa de 10 años (murió joven) “La amada inmóvil”, Ana Cecilia Luisa Dailliez
En 1906 ingresó en el servicio diplomático mexicano. Fue miembro de la Legación de México en España.
En 1918 recibió el nombramiento de ministro plenipotenciario en Argentina y Uruguay. A principios de 1919 llegó a Argentina donde fue ovacionado y premiado. Ya muy enfermo llegó a Uruguay donde murió de una deficiencia renal, el 24 de mayo de 1919.
Juan Zorrilla de San Martín, el poeta uruguayo, (el del poema nacional uruguayo, “Tabaré”), que trabó estrecha amistad con amado Nervo lo convenció de aceptar un sacerdote y, al parecer, Nervo murió reconciliado con la iglesia de la que había estado ausente por muchos años. Por lo menos Zorrilla dice que lo vio morir muy en paz… para gusto de muchos de sus admiradores, y disgusto de algunos de sus amigos ateos e irreligiosos.
Cuentan que cuando llegó un padre jesuita argentino que Zorrilla le consiguió a Amado Nervo, algunos amigos liberales del poeta que se habían reunido cerca del moribundo trataban de impedirle el paso al sacerdote, pero desde su lecho Nervo les dijo que lo dejaran entrar.
Por esos días había un Congreso de escritores en Montevideo, incluso Amado Nervo iba a tener una participación el día 20, murió el 24.
Algunas fotos muestran muy descuidada la tumba de Nervo.
DESCANSE EN PAZ AMADO NERVO.