Por el año 1968, el profesor de Literatura nos dejó de tarea hacer un Romance de Navidad. Yo hice éste, que estuvo lejos de ser el mejor de la clase, pero de todos modos el maestro lo leyó en público y todos supieron que era mío, porque yo era le único rojo como jitomate…
LAS POSADAS
Iluminado está el templo y adornado con faroles, heno que cuelga a puñados, hilos con hojas de roble,rojas flores de papel y esferas multicolores que reflejan lucecitas de lámparas y faroles. Llenan las gentes el templo con sus rezos y sus voces y al terminar el rosario, afuera se oyen canciones de peregrinos que piden posada por esa noche. Y las gentes, ya despiertas, también cantando responden Y después del regateo, por fin se abren los portones y pasan los peregrinos; adelante los pastores con sus cayados sonoros en el suelo dando golpes y más atrás zagalillas con sus vestidos chillones, tocando las panderetas y güíjolas, cual gorriones. Y toda la gente canta la alegría de aquellas noches. El cura con su voz ronca termina las oraciones y poco a poco la plaza se llena con los mayores que van saliendo del templo con paz en sus corazones; mientras que allá en el curato, por el patio y corredores hay alegría de chiquillos, gritos de niños que corren, las narices coloradas y alegres los corazones, quieren quebrar la piñata repleta de colaciones, naranjas y cacahuates y dulces de mil sabores. Y cuando cae la piñata, hasta la plaza se oyen
los gritos de los chiquillos, perturbando a los mayores, que sentados en las bancas cuentan de tiempos mejores, mientras pasan las parejas contándose sus amores. Y alrededor de la plaza a la luz de los mechones se ven sabrosos los tacos, las tostadas y el pozole y hay flores y serpentinas y confeti de colores y nacimientos de barro y borregos y pastores que ofrecen a los que pasan gritando los vendedores. Y en el kiosco está la banda tocando alegres canciones... Ahora que en estos tiempos veo tantas agitaciones, con añoranza recuerdo la alegría de aquellas noches, “las posadas” en mi pueblo de sencillos corazones.
¡Muy hermoso! Tal parece que uno se siente estar participando. Y, aunque de otro tema uno siente estar leyendo al padre Benjamin Sanchez en el Romacero de la via dolorosa. Saludos.