¡Bájale a tu volumen!
Bájenle a su música… Así les dijo Guillermo del Toro a los de la orquesta, pues cuando apenas empezaba a hablar para agradecer el premio del globo de oro como mejor director de película, la orquesta ya lo estaba callando… subiéndole al volumen para que entendiera que su tiempo de hablar había acabado. Pero no se calló, la orquesta lo respetó, y él dijo lo que tenía que decir…
“Bájale al volumen” (“Para tu macho”) le decimos a alguien que quiere argumentar a gritos. Al que piensa que el que más fuerte grita es el que tiene la razón… Pero también le decimos “bájale al volumen” a alguien que está alegando cuando no hay necesidad… “Bájale al volumen, Sinforosa, no ha necesidad de discutir ni de gritar. Entiendo perfectamente los motivos de tu enojo, pero tienes que tener en cuenta que yo nomás te lo presenté, nunca te dije que te casaras con él”
HUMORADA
Un agente viajero, al que con toda razón se le podía llamar también “agente viejero” un día antes de regresar a su casa estuvo con una sexoservidora querendona que le dio unos besos mordelones y unos chupetes que le dejaron todo el cuello marcado como si hubieran intentado ahorcarlo con una rasposa soga…….. mmm. Pero no, eso no se lo creería su esposa. Algo tendría que inventar, no podía llegar así nomás. Lo único que se le ocurrió fue entrar con mucho sigilo en su casa, fue al cuarto de los niños, buscó a su hijo pequeñito y sin decir agua va le propinó un par de fuertes nalgadas. El chiquillo, asustado y dolorido, rompió en llanto.
Llega corriendo la señora.
–“¿Qué pasa?” -le pregunta alarmada a su marido-.
–“¡Imagina, -responde el marido haciéndose el enojado-. Llego con ganas de ver a Juanito y en vez de darme un beso se suelta mordiéndome. Mira nomás cómo me dejó el cuello”.
–“Hiciste muy bien en pegarle -dice la señora-. A ver si así se le quita la maña. ¡Si vieras cómo me tiene a mí el busto, el cuello y hasta las piernas, Mira!”.