Ajá! Te vi cómo te le metiste a ese otro carro, pudiste haber esperado, y con mayor razón porque detrás de ese carro no venían más, pero de te desesperaste y te atravesaste ‘a la brava’… Vi la cara del otro chofer y la mirada que te dirigió cuando te rebasó… “Viejo menso, ya no debes de andar manejando”…. Eso ha de haber pensado porque, desgraciadamente, eso es lo que piensan muchos cada que un viejo comete un error al volante.
Y luego empiezan a pedir que se limiten las licencias de manejar a los viejos. Si eso se hiciera cada que un joven comete un error o causa un accidente al manejar, nadie tendría licencia de conducir.
Y no es justo que por un viejo menso perdamos todos los demás viejos… somos muchos más los viejos prudentes y experimentados al volante que los viejos imprudentes y ciertamente muchos más que los jóvenes prudentes.
En California hay más de 5.5 millones de choferes mayores de 55 años y 2.5 millones tienen más de 70 años. No sé si necesites datos para convencerte, pero yo sí creo que es muy bajo el porcentaje de accidentes causados por estos choferes, por lo menos no creo que sean los que andan con carros ruidosos y a grandes velocidades por las avenidas y hasta por las calles angostas de la ciudad, porque no creo que mi calle Tweedy se la única avenida que han convertido los muchachos en autopista.
En Nueva Zelanda los viejos protestaron porque empezaron a vender unas placas como la que ves arriba en el título, para ponerles a los carros que son manejados por personas mayores, la advertencia implica que los mayores son peligrosos al volante, aunque la realidad demuestra lo contrario.
Pero no podemos negar que hay mayores que pierden su habilidad de concentración y sobre todo los reflejos. A ti que vas “madurando” (envejeciendo, digamos), más que a las autoridades y a tus hijos y nietos te corresponde darte cuenta e ir notando los cambios que el tiempo hace, no solo en las costumbres, hay más tráfico y más rápido que en tus tiempos, pero sobre todo, debes de notar los cambios que se dan en un cuerpo viejo. Ni los músculos tienen la misma fuerza, ni los nervios los misma rapidez, ni la vista es tan aguda, ni el oído…. pero con un poco de prudencia bien puedes aventurarte por esas calles para que no te abandones a cuatro paredes y para que no dependas de los favores de otros… que no te digan que no puedes, Cuando llegue el tiempo tú debes ser el primero en aceptar y reconocer. Para eso, vive alerta a los cambios… y señales… de la calle y de tu cuerpo.