Hace un par de semanas se dijo que don Jaime Carter tiene cáncer… Yo respeto y admiro a don Jaime como hombre bueno, pero, Oye, que a los noventa años de edad te enteres de que tienes cáncer, eso no es noticia. Noticias sería que a los noventa no padecieras ni una enfermedad seria…, bueno, casi todas las enfermedades son serias, algunas pocas podrían parecer alegres, chocarreras, juguetonas, pero nunca para el que las padece.
Yo creo que ya de la edad del retiro para arriba, hablando de enfermedades, la noticia no es qué tienes, la noticia es qué no tienes, estoy hablando de los que andamos rondando los setenta.. pero a los noventa años ¿qué más esperas? ¿Que tienes cáncer…? ¡Eso es poco… tienes vida!
En cuanto empiezas a dejar atrás lo sesenta, cuando te llaman viejo se-sentón, ¿porque pasas más tiempo sentado que caminando?, o viejo sex-agenario, ¿porque piensan que eres ajeno al sexo?, (Aunque no sea cierto, ¡ni que no supiera yo!)… en fin, cuando te das cuenta que ya estás más pa’llá que pa’cá, suenan campanas… se oyen voces de alarma… se encienden luces rojas intermitentes… Y es que un día, cuando menos lo esperabas, te das cuenta que algo está cambiando en tu organismo. Empiezas a sentir órganos que no sabías que estaban allí. Sabías o habías oído hablar de los pulmones, el hígado, las tripas y el corazón…. pero ahora sientes dolores nuevos en partes que no deberían de doler, porque, según tú, ahí no había nada y ahora te dicen que ahí traías todo el tiempo el páncreas y allá la próstata, el píloro y el ignórolo, el tálamo y más allá… sabe qué madres…. No es que el cambio sea repentino, se ha venido dando con los años, pero hoy te das cuenta, hoy lo notas y te preocupa. La edad se te vino encima.
No te alarmes ni te asustes más de la cuenta que te puede hacer daño. Como al que le dicen que parece que tiene diabetes y se asusta tanto que se vuelve diabético… No eres el primero que llega a viejo ni eres el primero que se acerca a la muerte y se va morir, a millones antes que a ti les ha pasado, es cosa mu común… y es inevitable, así que todo temor y angustia salen sobrando. Por lo pronto es para que estés contento de que algo te duele, porque el día que no te duela nada vas a estar bajo tierra servido en una cajota para los gusanos, o estarás convertido en un poco de cenizas regadas sabrá Dios dónde o guardadas en una cajita que al rato andará estorbando…y terminarán regadas sabrá Dios dónde…
Yo no te recomiendo que vayas corriendo al doctor al primer susto… y al primer dolor. Toma la cosa con calma. Los doctores lo único que saben es curar y dar medicina, y si vas, el doctor tiene que darte algo, porque piensan los doctores que solo así te puede cobrar bien, cuando no te hagan alguna operación. Pero eso de que te van a dejar como nuevo es para engañar incautos, convéncete: la vejez nadie la cura. Ni hay para qué curarla… hay que aceptarla con todo y las enfermedades que conseguimos a lo largo de los años con nuestro mal vivir. No necesitas andar buscando enfermedades nuevas nomás porque ya tienes medicare, porque hay algunos que andan atrás de los doctores para que les encuentren enfermedades. De por sí que de eso se mantienen grades negocios que necesitan que haya mucha gente enferma y todavía hay gente que quiere estar enferma a como dé lugar. Por eso para dar gusto a esa gente ya hasta inventaron la prediabetes, ¡Ya casi soy diabético! dicen algunos casi con gusto. Y es que, el que por su gusto enferma hasta en la jeringa se sienta. Ya les inventaron el “pre cáncer”, y el “candidato a ataque cardíaco”… para qué andar con rodeos, es más fácil que te llamen pre difunto, … y san Seacabó… punto final.
Lo importante es aceptar la vejez y disfrutar el último rato de vida mientras se pueda. Ya viviste lo que otros no vivieron ¿qué más quieres?
Si ya estás viejo no te juntes con otros viejos que sólo hablan de enfermedades y cosas tristes, que les ponen la cara larga y les dibujan dos calaveras huesudas en los ojos. Aunque estés viejo platica de los buenos viejos tiempos, de muchachas, de aventuras, de buenos recuerdos. Platica cosas que te hagan reír, que te hagan brillar los ojos con alegría y esa malicia especial de los viejos, cosas que te alegren el alma… ¡Pero no platiquen de enfermedades! Ya no necesitas doctor, ¡la vejez no la cura nadie!… Deja que los doctores se preocupen por enseñar a las nuevas generaciones a no enfermarse, que si se acaba con las enfermedades cardíacas, el cáncer y la diabetes, la expectativa de vida sería de 99.2 años.
Los viejos lo que necesitamos que nos recomienden es una funeraria que cobre barato, una caja de muerto cómoda… para el bolsillo, y un crematorio que no duela mucho… que no duela en las bolsas de los dolientes, porque, si no sabías, en este mundo nos tienen bien apretadas las dos bolsas, la del dinero y la del mandado, no seas mal pensado, y hasta morirse sale caro…. Salud y saludos. licvidriera@aol.com
Ya con esta me despido,
y aquí te dejo pensando:
de la muerte nadie escapa,
mejor vete preparando…
De acuerdo con que «Hay que estar sanos para morir sanos.» Los temas médicos dan mucha tela de dónde cortar. Recuerda que «la medicina algunas veces alivia, pocas veces cura, pero eso sí, siempre reconforta» Serías un excelente geriatra. Saludos.